dimarts, 14 de febrer del 2012

...I el poble no va entendre Sòcrates


«...Se ha dicho, con razón, que para sus conciudadanos Sócrates no pasó nunca de ser un sofista excéntrico, y a esta injusta apreciación contribuyeron en gran manera los cómicos, que le hacían con frecuencia objeto de burlas despiadadas.

De nada sirve que Sócrates defienda en sus conversaciones todo cuanto los sofistas atacan: ley frente a naturaleza, razón frente a sofisma, ciudad frente al vago concepto de humanidad, democracia frente a gobierno del más fuerte; de nada sirve que demuestre el sumiso respeto de las leyes en su diálogo con Critón, o que ostente un brillante historial militar y una conducta arrogante y despectiva para con los oligarcas; para el pueblo, Sócrates será siempre un sofista, un personaje poco atractivo que corrompe las viejas y simples costumbres y pretende introducir la funesta manía de pensar. ¿No han figurado entre sus amigos personalidades tan antidemocráticas como Alcibíades y Critias? ¿No ha criticado infinidad de veces los mil ridículos matices de aquella democracia decadente, la suficiencia curialesca o ignorancia audaz de los demagogos de barriada, el sistema de elección por sorteo, que ponía en manos del primer necio los destinos del país? ¿No se muestra escéptico con respecto a muchas de las risibles historias de la Mitología? ¿No habla de la voz interior de un genio, con el que mantiene no se sabe qué demoníacos tratos? ¿No andan los jóvenes revueltos por su culpa, exhortando a sus padres a examinarse y corregirse y poniendo en peligro la autoridad de los padres? ¿Qué más hace falta para enjuiciar a un personaje desagradable, ofensivo para el pueblo, peligroso para Atenas, y librarse así definitivamente de sus sermones y preguntas? Tal era la opinión de Ánito, pero como era preciso abstenerse de toda cuestión política, ya que se hallaba en vigor la amnistía decretada después de la guerra civil, hubo que buscar cargos de carácter religioso, suficientes para promover una condena. La acusación, presentada por Méleto (colitigante de Ánito), quedó redactada de este modo: "He aquí la acusación que presenta con juramento Méleto, hijo de Méleto, piteo, contra Sócrates, hijo de Sofronisco, alopecense. Sócrates delinque al no creer en los dioses en que la ciudad cree y querer introducir nuevas divinidades. Delinque también al corromper a los jóvenes. Pena: la muerte".»

2 comentaris:

rcamats.wordpress.com ha dit...

No hi ha res com "fer nosa" perquè hom vulgui treure's aquesta nosa del davant. I Sòcrates segur que era realment molest. L'imagino lúcidament desvergonyit, i tracto de fer-me la idea d'un somriure irònic, no condescendent sinó un punt tràgic.

Ramon Torné Teixidó ha dit...

Tens raó en el que dius: Sòcreates mateix presentava com un Silè desvergonyit!