Los ríos van todos a la mar, y la mar no se llena. No hay nada nuevo bajo el sol. No hay memoria de lo que sucedió antes. Aborrecí todo cuanto yo había hecho bajo el sol, porque todo tendría que dejarlo al que vendrá detrás de mí.Si intentáramos expresar estos argumentos con el estilo de un filósofo moderno, nos saldría algo parecido a esto: el hombre está esforzándose perpetuamente, y la materia está en perpetuo movimiento, y sin embargo nada permanece, aunque lo nuevo que ocurre después no se diferencia en nada de lo que ya ocurrió antes. Un hombre muere, y sus herederos recogen los beneficios de su trabajo. Los ríos van a parar al mar, pero a sus aguas no se les permite permanecer allí. Una y otra vez, en un ciclo interminable y sin propósito alguno, los hombres y las cosas nacen y mueren sin mejorar nada, sin lograr nada permanente, día tras día, año tras año. Los ríos, si fueran sabios, se quedarían donde están. Salomón, si fuera sabio, no plantaría árboles frutales cuyos frutos solo serán disfrutados por su hijo.»
Bertrand Russell, La conquista de la felicidad (trad. cast. ed. Mondadori)
2 comentaris:
Sembla que aquest llibre era un dels llibres de capçalera del Salvador Espriu.
Em sembla un argument que aboca a un camí sense sortida, amb un deix pessimista que no comparteixo.
Gràcies, Mercè. Caldrà entendre l'Espriu sota aquesta "influència".
Publica un comentari a l'entrada